martes

Con título transitorio

A mediados de Septiembre, cuando va menguando el ajetreo veraniego y los días se empiezan a acortar, me siento ajeno. Yo sé que durará unos cuantos días, que en cuanto la rutina siga y la luz del día establezca esos inciertos horarios que hacen del otoño algo más que un amigo de recuentos, se me pasará. Entonces, una mañana, de improviso, caerá sobre mí el vacío, el miedo agazapado en sus trajes de responsabilidad, de futuro incierto, de comprobaciones, de inquietantes preguntas. Sin embargo por ahora me impulso muy de mañana a encontrar el hilo de esta madeja a la que intento disolver en una historia. Vivir en el centro es de gran ayuda para estos casos, solo debo bajar mis siete pisos, salir al zaguán del edificio, aproximarme a la puerta; hacia el inicio, hacia la palabra que inaugure la existencia, con esa suerte de extrañeza de no saber lo que vendrá a continuación. Los puntos suspensivos que se abrirán como pequeños acertijos, el acento que lo cambia todo, las interrogantes… (De Cuatro Quesos - Libro de relatos)